«No soy héroe, soy un papá normal y corriente»

El vecino de Minsk detenido junto a la Escuela Nº4 se dirigió a los alumnos

19 noviembre 2020 | Rebenok.by
Source: Foto – pantallazo del vídeo

A finales de octubre, el padre de cuatro hijos Andréi Asipenka vino a las puertas de la Escuela Nº4 de Minsk con una pancarta redactada en belaruso «¡Alumnos, sois excepcionales!» El hombre quería apoyar a los alumnos que se habían pronunciado contra la violencia. Andréi fue detenido y condenado a 15 días de prisión. Tras cumplir la condena, el padre de familia numerosa grabó un video dirigiéndose a los alumnos. Agradeció a los niños su ayuda y contestó a los adultos que le condenaron.

Source: Andrusha Gotsmandon

«Soy padre de cuatro niños impresionantes y excepcionales. Estoy orgulloso de cada uno de ellos y estoy dispuesto a dar la cara por cada de ellos», así comienza su discurso Andréi. Él dice que el colegio donde estudian sus hijos es muy bueno y extraordinario, sobre todo por los alumnos que estudian allí. El vecino de Minsk no esperaba que los chicos, y no solamente los pre-universitarios, manifestaran una postura civil tan activa.

«Han demostrado que tienen su propia opinión y se han atrevido a expresarla. Viendo la presión contra ellos por parte de la dirección del colegio y lo bien que defienden su punto de vista, apenas podía contener las lágrimas de lo feliz que estaba. Así se está formando la flor y nata de nuestra nación. Nuestros hijos nos dan a nosotros, a los mayores, a entender que no todo está perdido, que detrás de nosotros viene una generación que se ocupará del futuro del país».

Andréi dice que no podía quedarse indiferente. Hizo una pancarta en belaruso que decía «¡Alumnos, sois excepcionales! ¡Estamos orgullosos de vosotros!» y en el recreo acudió a la puerta principal de la escuela. Lo que ocurrió después está fuera de toda compresión, piensa el hombre.

«Quizás la dirección del colegio vio en mi conducta un indicio de terrorismo. Se espantaron tanto de un padre con una pancarta que no sólo no salieron para hablar conmigo, sino que no tuvieron otra idea que pulsar el botón de emergencia y encima denunciarme».

Este comportamiento Andréi lo considera un desacuerdo con las cálidas palabras que les había dirigido a los niños:

«Esta reacción tan ilógica a mi conducta por parte del equipo directivo me da a entender que no están de acuerdo con lo que ponía en la pancarta. Para ellos nuestros hijos no son excepcionales y nosotros, los padres, no tenemos razón para estar orgullosos de ellos».

Andréi también se dirigió a los que habían condenado su conducta y quienes piensa que un padre de cuatro hijos no tiene derecho a portarse de esa manera:

«Incluso ahora, después de 15 días en la cárcel, no me arrepiento de nada y me comportaría igual, aún sabiendo lo que puede ocurrir».

El hombre confiesa que el apoyo de los alumnos, de sus padres y de otra gente es un gran premio por salir con una pancarta a la puerta del colegio. Pero Andréi pide que no se le haga un héroe:

«No soy un héroe, soy un papá de cuatro hijos excepcionales y decidí poner en público mi admiración por ellos. Soy tan héroe como lo es cada uno de vosotros, los que habéis apoyado a mi familia, quien no dudó en firmar cartas en mi apoyo y venir a la reunión con el director Gotsman, los que vinieron a recibirme a Zhodino. Hasta ahora no puedo asimilar la magnitud de vuestro apoyo, tan grande que es… Yo sabía que no se quedarían indiferentes y que esta historia tendría su continuación».

Su discurso Andréi lo finalizó con unas palabras no menos llamativas:

«Una nación en la cual el problema de una sola persona se convierte en el problema de miles es imposible de vencer… Alumnos de la escuela, sabed que sois excepcionales y no permitáis a nadie convenceros de lo contrario. ¡Sigo estando orgulloso de vosotros! Y estoy en deuda con vosotros».